sábado, 15 de abril de 2023

Momentos

Cuando empecé este blog, con la influencia de John Green rondando en mi cabeza, decidí titularlo "Una eternidad, en días contados..." pues tal y como hay infinitos más grandes que otros infinitos, entiendo que existe una infinita cantidad de números entre el 0 y el 1, como el 0.1, 0.2, 0.3... y existen aún más números entre el 0 y el 0.1 como el 0.01, 0.02, 0.03... y así, infinitamente.

Una eternidad en días contados, hace referencia al libro "Bajo la misma estrella" que relata la historia de amor de dos jóvenes que padecen cáncer, que a pesar de que esta enfermedad les ha arrebatado su salud y las vivencias que son comunes en otras personas de su edad; ellos, no se negaron a sentir apasionadamente durante el corto tiempo que el universo se los permitió.

Ahora, luego de poco más de tres años, puedo decir que la vida precisamente se trata de estos momentos eternos y efímeros a la vez, incontenibles en el tiempo, que se escriben en el alma, tanto con felicidad como con tristeza, y que suelen perdurar en los recuerdos. La suma de estos instantes, nos define a lo largo de nuestra vida, nos enseña que cada segundo cuenta, nos hace apreciar lo mucho o lo poco que se nos permita vivir.

Y es así que, he llegado a una conclusión incisiva, consciente y definitiva, quiero una vida llena de tus momentos, hacerlos míos, nuestros. Quiero compartir contigo el tiempo que se nos permita, atesorando cada instante que podamos asaltarle al universo, construyendo mutuamente cada uno de nuestros días.

Sinceramente, Edwin.

lunes, 10 de abril de 2023

Nuevas oportunidades...

¿Te darías a ti mismo una segunda oportunidad?

He iniciado haciéndome esta pregunta, luego de tomar conciencia de que al estar vivo, entonces aún esto no acaba, aún hay esperanzas...

Quizás ya no tengo el mismo tiempo que antes, pues mi expectativa de vida ha sido mermada sin contar que soy más viejo, pero mientras ingrese aire a mis pulmones y mi corazón pueda bombear sangre a mi cerebro, significa que todavía tengo la oportunidad de lograr hacer algo bueno con mi vida.

Entonces, la respuesta es sí, si me daría una segunda oportunidad, para vivir, para disfrutar precisamente de la vida. Es que esta es la forma correcta de seguir adelante, conocer otras personas y compartir con ellas, abrirse y dejar que conozcan quien eres, si te aceptan, genial; si no, pues cultiva amistades y consérvalas, luego continúa tu camino.

Después de todo, la vida es eso precisamente, una búsqueda de la felicidad mientras transitamos por el camino que nos lleva hasta el último de nuestros días, como la búsqueda de un tesoro pirata pero sin mapa. Lo único que debes tener siempre presente es que tu propia felicidad siempre está y estará en ti mismo y no en nadie más.

El hecho de buscar compañía en los amigos, en la familia o con la pareja, radica en que somos animales, mamíferos, de manada, somos biológicamente sociales, nos diseñaron sexuales con el propósito de que al reproducirnos necesitemos de alguien más y afectivos para que nos apeguemos a los nuestros.

Eventualmente, notarás que la condición de soledad es solo una percepción, nadie está solo en verdad, siempre tiene a alguien aunque ausente, siempre está.

Confía y date la oportunidad de reconocerlo.
Edwin.

viernes, 7 de abril de 2023

Cuestionando...

¿Han escuchado las frases "No he vivido lo suficiente" o "no he disfrutado de la vida"?
Si es existe vida después de la muerte, y si se presume eterna, ¿Por qué nos preocupamos en apresurarnos a disfrutar de ésta que es tan efímera?
  • Lo que me lleva a preguntar, si tenemos una eternidad ¿Se podrá disfrutar de los mismos o mejores placeres en la otra vida?
  • Y si estos placeres, la mayoría son considerados pecados ¿Será que quienes se apresuran a disfrutarlos ahora ya están condenados a sufrir por toda la eternidad?
  • Entonces, ¿"Autosacrificarse" en abstinencia de estos placeres ahora, implica una eternidad de gozo como recompensa?
Seguro que la respuesta que han escuchado e incluso pronunciado será afirmativa en la mayoría de los casos, en y por diferentes circunstancias y contextos.

Recientemente yo mismo me he sorprendido argumentando "he desperdiciado mi vida", lo que en la práctica es equivalente a las citas anteriores.

Cuando citamos estas frases populares, frecuentemente nos referimos a que en el tiempo que llevamos transitando por ésta vida, no hemos tenido la oportunidad de disfrutar de sus placeres.

Como todo humano, hay momentos de reflexión que me llevan a cuestionar mis acciones y reacciones, y en esos casos muchos recurrimos a la que consideramos el manual de la vida, la Biblia. Por supuesto que no hallarás todas las respuestas en ella, pero vamos, hay que reconocer que hay mucha sabiduría (ancestral, por decirlo de alguna manera) que es algo reconfortante a veces, por ejemplo, cuando necesitamos sentir que hay esperanzas, un propósito, un más allá, etc.

Como hay varias versiones y traducciones, debo especificar que tomé de referencia la que tengo, La Biblia de las Américas, para cuestionar lo siguiente:

Por cuanto todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia por medio de la redención que es en Cristo Jesús.
Romanos 3:23-24

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por Él.
Juan 3:16-17

Vivíamos en las pasiones de nuestra carne, satisfaciendo los deseos de la carne y de la mente, y éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás. Pero Dios, que es rico en misericordia, por causa del gran amor con que nos amó, aún cuando estábamos muertos en nuestros delitos, nos dio vida juntamente con Cristo y por gracia habéis sido salvados.
Efesios 2:4-5

Arrojad de vosotros todas las transgresiones que habéis cometido, y haceos un corazón nuevo y un espíritu nuevo. ¿Por qué habéis de morir? Pues yo no me complazco en la muerte de nadie --declara el Señor DIOS--. Arrepentíos y vivid.
Ezequiel 18:31-32

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, son hechas nuevas. Y todo esto procede de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación.
2 Corintios 5:17-18

Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad; en todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre, de tener abundancia como de sufrir necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Sin embargo, habéis hecho bien en compartir conmigo en mi aflicción.
Filipenses 4:12-14

Bueno, citando la Biblia, creo que no deja claro muchísimas cosas, excepto que la vida eterna se consigue si uno no peca o si uno se arrepiente de sus pecados. Esto implica que al "disfrutar" de esta vida, ya nos estaremos negando a la vida eterna, pero que podemos "disfrutarla" y luego arrepentirnos de haberlo hecho. ¿Confuso? Pues sí, mucho.

Sinceramente, lo único que puedo concluir es que el tiempo que tenemos "aquí" es prestado, lo que hagamos o dejemos de hacer durante marcará de varias formas a las personas que tocamos directa o indirectamente, pues si no existe una vida después de esta, solo nos quedará el recuerdo de nosotros en los demás. Entonces, vive al máximo pero haciendo el bien, disfruta de todo lo que desees pero no lastimes a nadie, sé muy cuidadoso(a) de no causar daño y ten en cuenta que el desconocer de algo no exime a los demás de las consecuencias que puedan ocurrir.

Te comparto estas palabras, desde mi vivencia. Te estimo aunque no te conozca.
Edwin.

martes, 4 de abril de 2023

De elegir lo que nos merecemos...

Elige lo que te abre; a los otros, a nuevas experiencias, a diversas alegrías.
Evita lo que te encierra y lo que te entierra.

Han escuchado: "Dime con quien andas y te diré quién eres". Pues con este dicho se afirma que somos lo que nuestras relaciones. En lo que se refiere a nuestra pareja, tenemos lo que nosotros hemos elegido, por no decir lo que "nos merecemos".

Con esta afirmación tan dura y difícil de aceptar, está claro el hecho de que la pareja no nos viene impuesta (por lo menos en nuestra sociedad y cultura) y, por ello, somos responsables de la elección que hacemos y de las consecuencias que se derivan de ella. Por lo tanto, tenemos el derecho y la obligación de dejar a nuestra pareja si la relación nos bloquea, nos repliega o es destructiva para nosotros.

Decir pareja no es decir amor. Se puede amar a alguien y no formar pareja. También es posible convivir y no amar.

Las razones por las que elegimos a nuestra pareja pueden ser de lo más variadas aunque sabemos que, si son equivocadas, la relación fracasará.

Son malas razones para formar pareja; por ejemplo, evitar estar solos, el miedo a no encontrar una persona más adecuada en el futuro, la seguridad económica, el estatus o porque es lo que se espera que uno haga.

La pareja sólo se justifica si constituye un espacio de desarrollo personal y conjunto. De no ser así, será tan sólo fuente de mayor soledad y sufrimiento.

Algunos nos quejamos de nuestra pareja, pero no estamos dispuestos a actuar en consecuencia.

A veces escogemos mal y después decimos que nos engañan. Y si bien no elegimos ni a nuestros padres ni a nuestros hijos, sí que escogemos a nuestra pareja y, por este motivo, somos responsables de nuestra relación.

Lo cierto es que, según la pareja que elijamos, nos construiremos mejor o peor y, en todo caso, de manera diferente.

domingo, 2 de abril de 2023

Privacidad e intimidad... ¿Qué compartimos, qué nos reservamos?

PRIVACIDAD
La privacidad es un privilegio,
la intimidad una necesidad y un derecho.

Podemos perder privacidad por exigencias de la disposición y acceso a determinados espacios físicos. No todos disponen de viviendas amplias que permitan disfrutar de espacios individuales además de los comunes.

Perdemos privacidad al convivir. La perdemos cuando estamos ingresados en un hospital y compartimos habitación. En este caso, pueden acceder muchas personas al espacio donde estamos sin que podamos evitarlo y, a veces, sin nuestro consentimiento. También la perdemos al estar en espacios públicos donde el acceso es libre y, por lo tanto, es fácil que se contaminen con ruidos, gritos o interrupciones a la esfera privada.

La sensación de pérdida de privacidad provoca que aflore la irritabilidad y el estrés. Nuestro organismo se pone en guardia, a la defensiva y nuestras conductas pueden volverse más agresivas.

En la convivencia de pareja es esencial respetar los espacios privados. Para convivir en armonía es importante hablar de este tema y llegar a pactos. No obstante, aunque no siempre es posible evitar perder cierta privacidad, siempre debemos luchar para mantener en lo posible espacios de intimidad.

INTIMIDAD
A veces tenía la sensación de que su intimidad se hallaba dotada de un coraje y una ferocidad que yo nunca había conocido, y la conciencia de esta falta llegaba a producirme cierta desazón que se aposentaba en mi boca como un gusto seco y despertaba en mí un anhelo que no lograba aplacar con nada.

Vivimos en un mundo lleno de contradicciones, odio y agresiones de todo tipo, y todos sabemos que es muy difícil seguir viviendo así. Sólo podremos vivir en equilibrio si conseguimos proteger: la intimidad.

En este refugio tan necesario podemos encontrarnos a nosotros mismos y así compartir con otra persona lo que somos. Lo cierto es que para llegar al amor siempre es necesario recorrer el camino de la intimidad.

INTIMIDAD: Necesidad básica de todo ser humano. Interconexión plena y profunda que nos enraíza con nosotros mismos y, a partir de ahí, con otro ser humano. Territorio interior delicado que no debe ser invadido ni expuesto a agresiones.

Las relaciones de amor son relaciones de intimidad.

El territorio de la intimidad es protector, acoge y no arremete. En él podemos ser nosotros mismos sin necesidad de protegernos con máscaras para ser aceptados.

La intimidad no se encuentra, se construye en un trabajo lento de orfebrería con materiales como la confianza, la generosidad y el respeto.

El respeto al territorio íntimo requiere el cultivo de la sensibilidad, la delicadeza y la ternura.

La intimidad, salvaguarda de nuestro misterio y el misterio del otro; respeta su núcleo y su esencia; su espacio de soledad y silencio; su espacio físico, sus cosas y sus relaciones. También supone el reconocimiento de su derecho a compartir espacios de intimidad con otras personas. La confianza en uno mismo y en el otro constituye la base de la intimidad.

Para ganar espacios de intimidad es necesario mostrarse de forma honesta y compartir lo que somos y sentimos, incluyendo las frustraciones. Significa defender nuestra integridad, alimentar nuestra autoestima y fortalecer las relaciones con todos los que nos rodean. Este tipo de sabiduría es el trabajo de toda una vida y pide, entre otros ingredientes, mucha paciencia.

Cuando ejercemos la opción de abrir nuestros espacios de intimidad a otras personas, además de a nuestra pareja, pueden aparecer algunas emociones desequilibrantes.

Los celos y el sentimiento de abandono son algunas de las consecuencias de la activación de nuestros programas de vínculo y supervivencia. El caos emocional que se desencadena tiene mucha relación con nuestro afán de posesión, nuestra inseguridad y falta de generosidad. En definitiva, surge por nuestra incapacidad para asumir las consecuencias de la libertad del otro.

Nadie es propietario de nadie y cada uno debe decidir con quién y hasta dónde va a compartir su intimidad. Tenemos el derecho a gestionarla de la forma que creamos oportuna.

Para convivir en pareja será preciso aprender a respetar y a preservar este espacio si queremos construir un amor desde la libertad y no desde el dominio.

Jamás tuve intención alguna, consciente o involuntaria, de ejercer dominio o poseer a nadie; sin embargo, he aprendido con dolor que aunque se sienta preocupación por alguien, no se debe bajo ninguna circunstancia invadir su espacio de intimidad; por el contrario, se tiene que esperar pacientemente, escuchar atentamente, aconsejar y ofrecer ayuda con el respectivo apoyo emocional, tan simple como un cálido abrazo que reconforta y hace sentir la confianza que permite abrir esos espacios de intimidad para compartir con honestidad lo que se está sintiendo y pensando.

Comunicación de dos. ¿Por qué se gritan cuando están enojados?

Cuando nos comunicamos y nos relacionamos con otro ser humano, tenemos la oportunidad de ser aceptados, respetados, cuidados, estimulados y amados; pero esta misma proximidad nos hace vulnerables a la burla, al desprecio, a la agresión, a ser ignorados o rechazados; pero escoger no relacionarnos nos llevará al resultado más peligroso y triste: la muerte en vida.

Lo cierto es que no podemos construirnos solos, se podría decir que relacionarse no es opcional si nos planteamos una vida activa, responsable y emocionalmente sana; pues solo así podemos crecer en equilibrio.

Para conseguir una relación de calidad, debemos aprender a comunicarnos bien y a hacer un uso inteligente de nuestros espacios emocionales y de relación. En este sentido, uno de los aspectos más importantes va a ser decidir conjuntamente qué espacios vamos a compartir y cuáles nos vamos a reservar.

¿Por qué las personas se gritan cuando están enojadas?

Un maestro preguntó a sus discípulos lo siguiente:
- ¿Por qué las personas se gritan cuando están enojadas?

Todos pensaron por un momento.
- Porque pierden la calma -dijo uno-, por eso gritan.
- Pero, ¿por qué gritar cuando la otra persona está a tu lado? -preguntó el maestro- ¿No es posible hablarle en voz baja? ¿Por qué gritas a una persona cuando estás enojado?

Todos dieron algunas otras respuestas pero ninguna de ellas satisfacía al maestro. Finalmente él explicó:
- Cuando dos personas están enojadas, sus corazones se alejan mucho. Para cubrir esa distancia deben gritar, para poder escucharse. Mientras más enojados estén, más fuerte tendrán que gritar para escucharse uno a otro a través de esa gran distancia.

Luego el maestro preguntó:
- ¿Qué sucede cuando dos personas se enamoran?
- Pues que ellos no se gritan sino que se hablan suavemente, ¿por qué...? Sus corazones están muy cerca. La distancia entre ellos es muy pequeña.

Los discípulos lo escuchaban atentos y el maestro continuó:
- Cuando se enamoran más aún, ¿qué sucede?
- No hablan, sólo susurran y se vuelven aún más cercanos en su amor. Finalmente no necesitan siquiera susurrar, sólo se miran y eso es todo. Así pues, cuando discutáis no dejéis que vuestros corazones se alejen, no digáis palabras que los distancien más. Llegará un día en que la distancia sea tanta que ya no encontréis el camino de regreso.